Últimamente he pensado la frecuencia en la que los seres humanos no todos algunos, pero sin la mayoría de los casos tendemos a compararnos, vemos nuestro camino y ver lo que hemos hecho y lo que no hemos hecho.

Miramos a nuestro alrededor y como si de una carrera se tratara vemos quien va más adelante y quién va muy atrás de nosotros.

Tendemos a comparar nuestras edades y el progreso material que hemos logrado con base en nuestra edad y con base en la cantidad de cosas que acumulamos.

Casas autos diplomas académicos y la lista sigue.

No nos damos cuenta y a veces no somos conscientes de todo lo que hemos tenido que pasar aprender y comprender para xllegar a donde estamos.

No reconocemos lo que hemos logrado y una vez que aspiramos a tener algo y lo logramos nos damos cuenta que eso no nos da la felicidad solamente al alcanzar una meta material tenemos un efímero momento de gloria y seguimos en busca de algo más una nueva zanahoria grande que alcanzar.

¡Se vuelve una adicción a perseguir logros, buscando la validación social externa!

La mayoría de actividades las hacemos por el qué dirán los demás de nosotros y olvidamos algo más importante que todo lo que ya mencioné, que debemos hacer cada cosa por y para nosotros.

A veces vivimos en una cultura del que dirán los demás y a veces no es nuestra culpa simplemente es un patrón aprendido desde la infancia a mí me pasó algo similar he hablado con alguno de mis compañeros o algunas personas cercanas a mí y coinciden conmigo.

Recuerdo cuando era niño la mayor parte de cosas que hacía, mis padres siempre me decían no hagas tal cosa que van a pensar de ti, ay te vas a poner esos zapatos que va a decir tu abuelita, arréglate bien que va a decir la gente, comete toda tu comida mira toda la gente te está viendo que van a pensar de ti, y así una tras otra palabra dirigida al adoctrinamiento enfocado al que puede pensar la gente con base en lo que yo estaba haciendo.

De modo que uno va creciendo pensando en que debe hacer las cosas para agradarle a los demás olvidando que lo más importante y lo que realmente importa es nuestro interior es hacer las cosas para nosotros.

Recuerdo una vez que tenía ganas de unos tenis yo era un niño había unos tenis muy famosos en esa época me acuerdo que los vendían en un copel antes se llamaban tiendas Canadá.

Mis papás siempre buscaban optimizar la economía del hogar y probablemente esos zapatos se salían fuera del presupuesto mi mamá me compraba zapatos en un lugar en donde eran más accesibles y había unos que a mí no me gustaban, pero a ellos sí.

Recuerdo que ellos decían no esos zapatos que quieres, no son de buena calidad están mejores estos, si te los pones que van a decir los demás de ti, si usas estos doran ay que qué bonitos zapatos tiene ese niño.

 Tal vez te sientas identificado y puede que yo no haya sido el único en vivir una formación así.

Lo primero, no culpes a tus padres, ellos tendieron lo mejor que pudieron con lo que tuvieron, si tal vez tu situación diferente. Aun así, no entrés en modo víctima.

¿Entrar en modo víctima no ayuda, pues te sumes más en los pensamientos nocivos de ahh porque me pasó esto a mí?

Algo que me ayuda a salir del que dirán es que, posiblemente la gente está en su mundo, y mi mundo creo que los demás están atentos a mí, pero a veces no es así.

Solo hago las cosas porque me gustan, sin dañar a nadie, evito pensar en lo que dirán.

Pienso en que no quiero llegar a viejo y preguntarme porque no lo intenté así que eso me da un short de energía para hacerlo.

Imagínate tener 80 años y decir aye hubiera gustado hacerlo.

Anda ve la vida es disfrutar, ve y aprende.

 Y si nones fácil es un reto, inténtalo esto es paso  paso, constantemente.

Así de esta forma voy transformando mi realidad progresivamente para mejorar mi autoestima y sanar de manera consciente.

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